Ramon Regí Rodríguez
Juerga, comilona y pesetas
Este libro tiene dos intenciones principales: no olvidarte nunca y dar gracias. Gracias, Ramón, por la vida que hemos podido vivir a tu lado, una vida plena y maravillosa que se explica con todo detalle para que te quedes siempre en nuestra memoria. He sido tan feliz contigo que lo que me queda de vida nunca podrá ser igual. Me gustaría ser feliz, dejar de llorar, pero a veces me siento decepcionada porque no te he podido ayudar a vivir más. Me conforta pensar que te he cuidado y te he dado todo el amor que soy capaz de dar. Y encuentro la paz cuando recuerdo que has sido un hombre querido y has tenido una vida digna. Me hace feliz poder presentar este libro a todos aquellos que te han querido… Y que el mundo vuelva a escuchar tu voz.
Estoy buenísimo soy como un jamón triple J pero triple R. Y además también soy triple X porque tengo la talla XXXL. (Ramón)
Tener una tienda de flores es hermoso: celebrar bodas, cumpleaños, ramos de amor, bautizos, fiestas y regalos… Y además, para el Ramón, La Retama era una fiesta, un motivo para encontrarse, celebrar y disfrutar de la amistad. Era un hombre divertido, que apuntaba a un bombardeo, que le gustaban la juerga y la diversión. Tuvo una vida muy llena, de gente a su alrededor, de personas riendo y celebrando cualquier cosa, con cualquier excusa. Su felicidad era alrededor de una mesa con gente y comida.
La floristería de Ramón era un lugar muy alegre, siempre había gente que llamaba, en el mejor sentido de la palabra: los periquitos del barrio (del Español) llamaban cuando pasaban por delante algo provocativo; los del Barça también, el señor ciego del barrio cada día gritaba su nombre cuando pasaba por delante, las tenderas vecinas también le dedicaban un grito si esa mañana no se había dejado ver o no las había llamado. Total, que el nombre de Ramón era el más pronunciado del barrio. A su alrededor había diversión garantizada.
Era la floristería de todos. Un punto de encuentro, la tienda donde continuamente pasaban cosas, entraba gente a preguntar, a pedir consejo, buscar orientación. Era feliz sólo de ver entrar alguien que lo necesitaba.