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LA NOSTRA MARE

Germans Izquierdo Aymerich

Biografía de Maria Aymerich Barbany

Nosotros tendríamos que saber transmitir al futuro esta certitud de perdón que comporta aceptar unos valores esenciales que dignifican el hombre y que, si por mí son dones del espíritu, también los poseen quienes no creen en el Espíritu.

Maria Aymerich (El mañana para los que somos de ayer)

Los seis hijos de María Aymerich Barbany, los hermanos Izquierdo Aymerich, han dedicado este libro a su madre, para hacer más vivo su recuerdo. Es un homenaje póstumo a la madre que les dio la vida, los valores y el ejemplo que ya los acompaña a ellos y también a sus hijos. María vivió 93 años, durante los cuales escribió libros sobre educación y sobre la pedagogía de la expresión, algunos a cuatro manos con su hermana del alma Carme Aymerich. También es autora de poemas, pareados y libros familiares. Una de sus ocupaciones predilectas era la escritura. Los seis hermanos hablan a corazón, en una sola voz, recordando a su madre.

PRESENTACIÓN EDITORAL

Siempre resulta interesante adentrarse en el interior de una persona, y más cuando ha vivido de manera intensa, una vida dedicada al conocimiento. De María Aymerich, la primera característica que captó mi interés fue la expresión de su escritura; una forma tan propia en la utilización de los adjetivos y de los verbos tenía que pertenecer a una mujer libre, fuerte, especial y valiente. Puedo decir que desde la primera lectura me sorprendió.

María fue una mujer de carácter reflexivo y en sus escritos revisa muchos de los grandes temas de la vida: educación de los niños, aprendizajes, comunicación, familia, futuro, sociedad, valores… Perteneció al grupo de madres y padres interesados en profundizar en el sentido de la vida y el análisis de la sociedad y, especialmente, en la pedagogía como herramienta para mejorar el mundo. Fue clara en el pregón de sus ideas, como lo dejó patente en la vida y en la escritura:

“No escatimemos las reflexiones, las discusiones, las batallas para ayudar a hacer más fácil la comunicación. Ayudemos a los niños a comunicarse y a aprender a hacerlo, a ser amos del propio cuerpo para que sea, en verdad, todo uno con su pensamiento y todo uno con su lenguaje.” (Signos de la Comunicación, 1985)

La muerte de su madre, cuando solo tenía ocho años, seguro que ayudó… Una experiencia de maduración prematura; un hecho que forzosamente tiene que modular la vida de quien lo sufre. Creo que María lo llegó a asumir, recibió su poder transformador y, poco a poco, lo pudo transmutar, más que su hermana Carme, dos años mayor que ella, a quién amó con un amor absoluto y protector. Carme murió unos años antes de que ella, presa de una grave enfermedad. De forma inversa al que podríamos considerar “normal” fue la pequeña, la María, a quien mucho más adelante, le tocaría asumir el rol amoroso de la madre ausente. Y evidentemente, esto solo son mis percepciones.

He disfrutado la vida y la obra de la María porque no he tratado de estructurar su currículum, sino que me he propuesto una inmersión en muchas de las páginas que dejó escritas y en el pensamiento de esta madre, escritora y pedagoga. Me he dejado empapar de su profundidad y de su sensibilidad y he podido constatar que estaba preocupada por el venidero del ser humano y que depositaba en la renovación de la pedagogía la esperanza necesaria para creer que la humanidad tomará un mejor camino, gracias a los valores que la dignifican.

Por todo esto, mediante esta pequeña presentación, quiero agradecer a los hermanos Izquierdo Aymerich, que me hayan permitido “conocer” su madre. Ha sido un privilegio.

Rosa Serra, editora