Portada LA LETRA NOS DEFINE y NOS DELATA Magda Aranda

LA LETRA NOS DEFINE y NOS DELATA

Magda Aranda

Magda Aranda

Hoy, a sus 80 años, Magda Aranda se acaba de licenciar con excelencia en el Máster en Grafoanàlisi, Grafística, Grafopatologia y Grafología Forense, por la Euroinnova Bussines School… Es una locomotora siempre en marcha. Este es un libro autobiográfico donde la autora explica sinceramente pasajes de su infancia para dar vida a la idea que la grafopsicologia es una disciplina que ha combinado con su primera pasión, la bioquímica, y que ha cultivado toda la vida. El libro acaba con el relato de algunos casos de su experiencia judicial que demuestran el valor de los conocimientos profundos sobre la caligrafía de cada persona, en el momento de tomar decisiones tan importantes como determinar si una persona es inocente o culpable de lo que se la acusa.

Magda Aranda Baró es bioquímica de vocación y de profesión, pero tiene otras muchas vocaciones/profesiones: es pianista concertista, es grafóloga y es escritora, restaura muebles y nadie sabe cuántas cosas más hace… ha pasado 20 veces por el quirófano ¡y no precisamente para ninguna cirugía plástica! No para… acaba de cumplir 80 años y este que tenéis en las manos es su quinto libro. Se trata de un documento autobiográfico sincero, incluso bastante íntimo, donde explica su experiencia personal como grafóloga. En la primera parte revela de qué manera quedó plantada la semilla que hizo crecer su interés en esta disciplina, a los 8 años, y en la segunda explica algunos de los casos judiciales dónde ha sido solicitada su opinión para ayudar los jueces a tomar sus decisiones.

PRESENTACIÓN EDITORIAL

La curiosidad, la acción, el movimiento y el aprendizaje definen a Magda. Y también la lucha. ¡Soy su biógrafa y la conozco bien! Me presento, soy Rosa Serra Majem, escritora y editora de libros de memorias.

Lo primero que quiero decir es que este pequeño libro no es un tratado de grafología. Tratados hay muchos y muy buenos. Este es un libro autobiográfico que refleja la personalidad de Magda; explica cómo le picó el mosquito de la grafología, tan fuerte que todavía hoy, a los 80 años, se continúa rascando: aprendiendo, estudiante… la Grafología es parte de Magda.

A ella le gusta hablar de la vida porque las cosas le han ido saliendo bien, pero no ha tenido una vida sencilla ni fácil…

Solo tenía 10 años, era una niña de los años 50, cuando se inventó un abecedario entero para que su madre no pudiera leer qué escribía. Sí, tenía una relación nefasta con la madre y esto deja inquietud, preguntas, vacíos… y en el caso de Magda, interés por la VIDA.

Y resulta que una monja de los años 50 que había estudiado educación de niños había aprendido grafología y resulta que un día le dijo que veía tristeza en su caligrafía. Esto fue suficiente para que aquella ciencia le llamase la atención, porque nunca ha dejado de estudiar grafología. La prueba la tenemos en el máster en el que acaba de licenciarse hace cuatro días, a los 80 años.

¿No la conocéis? La Magda que protesta, la que reivindica, la que quiere cambiar el mundo, aporta un grano de arena importante al decir que la Grafología puede mejorar la sociedad.

No era banal que una monja de los años 50, en plena dictadura tuviera una asignatura llamada grafología entre las asignaturas de sus estudios y que hoy, casi 80 años después, en plena democracia resulta que ya no se estudia ni siquiera en la facultad de Psicología, que he llamado a un amigo mío para preguntárselo.

Este libro deja clarísimo qué es capaz de hacer la Psicología, como es capaz de ayudarnos en nuestra evolución como personas, Si me pongo a la piel de Magda puedo entender claramente que ha hecho este libro para denunciar que quizás hoy, nuestra sociedad está rechazando el conocimiento de la verdad y promocionando el del engaño.

Quizás se valora más hacernos un poquito menos sabios, no fuera caso que fuéramos capaces de descubrir algunas de las mentiras que suelen esconder bajo la alfombra.

La sociedad ha acabado institucionalizando la mentira y esto la grafología lo podría dejar claramente a cuerpo descubierto.

Ella lo dice en más de un momento en el libro, está bien que vayamos poco a poco como sociedad, ¡pero no está nada bien que vayamos atrás!