Antares

Ya han pasado veintitrés tres años desde que murió y su recuerdo sigue vivo en el corazón, pero la idea de poder plasmarlo todo en un libro me ofrecía la oportunidad de compartirlo y de hacer mi humilde homenaje a la persona que más he querido. Me ha parecido interesante hacerlo a través de la narración de nuestra propia vida para que, de alguna manera, quería reflejar que yo no hubiera sido nunca quién soy si no la hubiera conocido. Hay personas que tienen el poder de hacer crecer y enriquecer el que tienen al lado, y Pedro era una de esas personas.

Cuanto más ejercía mi profesión y vocación de maestra, más claro tenía que el fracaso escolar no suele ser culpa del alumno. Al contrario, normalmente es consecuencia de su entorno y pasado. Es por eso que siempre quise saber qué llevaba cada alumno en su mochila vital. Nunca permití que ningún niño se sintiera menospreciado si tenía alguna dificultad en el aprendizaje, tal como me había pasado cuando me decían que no valía para estudiar. Si entonces me hubieran apoyado y ánimos para seguir estudiando, seguramente muchas cosas en la vida me habrían resultado más sencillas. Creo que saber motivar a los niños es un don.

El paso del tiempo quiere diluir los recuerdos y las imágenes que tenemos de las personas que ya no son con nosotros. Editar un libro me daba la posibilidad de poder transmitir nuestra pequeña historia, llena de detalles y de emociones, antes de que la memoria me hiciera alguna mala pasada.

Isabel Ferrer Corona